Desde pequeño pretextaba todo tipo de escapadas con la finalidad de meterse en el taller de Léo Ayotte, un vecino. Un gran amor acababa de nacer... LA PINTURA.
Su pasión por la pintura lo lleva de vuelta a los estudios en Bellas Artes a principios de los años 80. Entretanto descubre, que su talento maduró con el pasar del tiempo.
Se pone a frecuentar varios talleres como el de Laurent Bonet, Nelson Dupré, Jeanine Bourret, Pierre Duhamel, Yvon Boucher y Beata Tyrala.
Hoy el artista goza de su libertad de pintar y goza su ternura por los cielos y los campos de Quebec. A partir de ahí, brota una forma de frescor iluminando sus paisajes campestres.
Un nuevo estudio, un nuevo tema, quien sabe...una nueva fuerza guia a Michel Des Marais.
La sensibilidad y la pasión que le comueven nos dan deseos de acompañarlo a través de campos y establos.